Presidida por el Director (S) del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, profesor José Morandé Lavín, este jueves tuvo lugar la ceremonia de inicio del segundo semestre académico del IEI.
En la oportunidad, el Director del IEI dio la bienvenida tanto a los alumnos que se incorporaron a la 27º generación del Magíster en Estudios Internacionales y a la 6º generación del Magíster en Estrategia Internacional y Política Comercial, así como también a la primera generación del Título Profesional de Especialista en Relaciones Internacionales y a los alumnos que están cursando los distintos diplomas que durante el año se imparten en el Instituto.
A todos ellos explicó que, en el marco de la naturaleza pública y republicana de la Universidad de Chile y conforme a su visión y misión institucional, la vivencia y experiencia de medio siglo de existencia y desarrollo del Instituto de Estudios Internacionales, ha estado comprometida en forma pluralista y de excelencia con el pensamiento internacional y la evolución de la política mundial.
“Como instituto y desde la Universidad de Chile, miramos al mundo, a nuestra región y a Chile, en su inserción y proyección internacional con una perspectiva interdisciplinaria que imprime identidad e impronta académica a la reflexión intelectual, a la formación de especialistas y a la difusión del conocimiento de los estudios internacionales”, destacó.
Asimismo, recalcó que por casi cuatro décadas los programas docentes del Instituto han sido pioneros en su género tanto en Chile como en América Latina y el Caribe.
Finalmente, el Director (S) del IEI concluyó que el desarrollo de docencia de excelencia es un imperativo académico que continuará proyectando al Instituto en los próximos 50 años.
Clase Magistral
La actividad contó con la visita del Decano de la Facultad de Economía de esta casa de estudios, profesor Manuel Agosín Trumper, quien dictó la clase magistral “América Latina en el contexto mundial”.
Durante su intervención, el Decano Agosín realizó un objetivo análisis de la situación política mundial y de la región. Al respecto, reconoció que en este momento no existe región que esté gozando de estabilidad política y económica. Muy por el contrario, señalo que el mundo se encuentra convulsionado como consecuencia del surgimiento del terrorismo, los estados fallidos, las migraciones, la pérdida de capital social y de confianza en las instituciones, así como por el malestar producto del bajo crecimiento en los países desarrollados.
“América Latina no está exenta de esto. Tenemos ejemplos de estados fallidos, como son los casos de Venezuela y Haití, y también contamos con experiencias donde prima la pérdida de confianza en liderazgos e instituciones, como es el caso de México, Brasil y Chile”, afirmó.
Asismismo, destacó realidades regionales e individuales que comparten algunos países, como el fin del súper ciclo de los commodities; los populismos de izquierda que ya van en retirada en Venezuela, Argentina y Brasil; las dificultades que enfrenta Argentina para enderezar su manejo económico, tras 15 años de peronismo, y la incertidumbre en que se encuentra sumida Brasil.
Y aún cuando la situación mundial no es la mejor, con marcados problemas políticos, de gobernanza y credibilidad en la Unión Europea y, en menor medida, en Norteamérica; sumada a la compleja transición económica por la que atraviesa China, lo cierto es que América Latina sigue siendo “un vagón del tren, sin un gran motor propio”, como bien lo describió el Decano Agosín.
Al respecto, reconoce que una de las grandes incógnitas sigue siendo la Alianza del Pacífico y su desafío de transformarse en un foco de crecimiento autónomo para sus miembros actuales y futuros. “Los augurios no son buenos. Los intentos de integración han sido numerosos en la región y, por ahora, todos fallidos. Pero quién sabe si esta vez…”
Finalmente, aseveró que Chile se encuentra entrampada en una estrategia redistributiva precoz. “La transformación productiva hacia servicios modernos y productos de nicho en los mercados mundiales sería mejor para el crecimiento e incluso para la distribución. La idea es articular una visión a partir de las necesidades de transformación productiva, concluyó