Un nuevo liderazgo, como promotor del establishment global, es el que quiere asumir la administración de Angela Merkel, tras confirmarse el triunfo de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania y la Unión Social Cristiana de Baviera (CDU/CSU) en las elecciones federales celebradas el pasado 24 de septiembre, ocasión en que fueron elegidos 709 diputados del Bundestag, quienes -a su vez- confirmarían en el cargo a la Canciller para el período 2017-2021.
La aspiración germana radica en la necesidad de asumir una posición coherente con el hecho de que Alemania es la principal economía europea y que el escenario internacional debe seguir su rumbo más allá de la postura antiglobalización adoptada por el Presidente Donald Trump, desde su elección el 8 de noviembre de 2016.
Estas fueron unas de las principales conclusiones de la conferencia “Relaciones transatlánticas entre Estados Unidos y Europa: incidencia del factor Trump y mirada hacia Latinoamérica”, actividad organizada por el Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios Avanzados y Extensión (CEA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y el Programa Regional Políticas Sociales en América Latina (SOPLA) de la Fundación Konrad Adenauer.
En la oportunidad, el principal orador de la conferencia, el Senior Analyst en GGI Bruselas, Christian Rieck, se refirió también al impacto de las últimas elecciones realizadas en su país y que dejaron de manifiesto los grandes desafíos que tiene que enfrentar Europa y que, a su juicio se traducen en un a triple crisis de integración, gatillada por las crisis de migración, del euro y, sobre todo, de confianza, reflejada en Alemania con la intespectiva irrupción en el legislativo de Alternativa por Alemania (AfD), el partido derechista, radical en su rechazo a la política de la Unión Europea y de la migración.