El VIII Seminario Bilateral, en el marco del proyecto Generación de Diálogo Perú-Chile, tuvo lugar el pasado 29 de septiembre, en el Hotel NH de Santiago.
El evento, organizado por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, el Instituto de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Fundación Konrad Adenauer, contó -en esta oportunidad- con cuatro destacados expositores, quienes participaron en el panel de discusión “Energía como factor de cooperación bilateral”, y un invitado especial quien expuso sobre “Paradiplomacia y Litigios Bilaterales”.
Por parte de Chile, en el panel de expertos aportaron con sus conocimientos y experiencias, el jefe de la División Prospectiva y Política Energética del Ministerio de Energía, Javier Bustos, y el Coordinador del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Diego Portales, Claudio Huepe.
En tanto, por parte de Perú, intervinieron el ex Viceministro de Energía y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Pedro Gamio, y el ex Director General de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, y también profesor de la PUCP, Roberto Tamayo.
En la oportunidad, los expertos chilenos destacaron que a nivel sudamericano, nuestro país es el menos integrado en materia eléctrica, toda vez que contamos con solo una línea de interconexión por el norte, con Argentina.
Sin perjuicio de ello, Chile ha estado trabajando, en los últimos años, en avanzar en materia de integración eléctrica, y específicamente con Perú, se encuentra en conversaciones a nivel de grupos de trabajo para lograr la armonización regulatoria, pilar fundamental para cualquier integración futura.
Asimismo, reconocieron que con la Ley Corta se realizó un estudio de integración entre Arica y Tacna, a través de la Central Montalvo. Pero la Ley Larga cambiaría el escenario, toda vez que al integrarse los sistemas de interconexión chilenos (SING y SIC), el país requiere de una nueva planificación energética.
También se refirieron a la Política Energética de Largo Plazo, de cara al 2025, en que está trabajando el Gobierno y que contemplaría una eventual integración con Perú-Ecuador, con Colombia y con los países del MERCOSUR.
Para esta tarea, se han establecido una serie de acciones, entre las que destacan: analizar y desarrollar oportunidades de intercambio seguro; desarrollar una estrategia de relaciones internacionales para alcanzar un marco legal y normativo robusto, y avanzar en la armonización regulatoria y la sistematización de información de infraestructura.
Lo anterior se combina con otra meta autoimpuesta por Chile: que al 2025 contemos con al menos el 70% de generación eléctrica a partir de energías renovables no convencionales (ERNC), en lo cual también contribuyen los procesos de integración.
Los expertos peruanos, por su parte, destacaron la necesidad de avanzar en las ERNC para responder al desafío climático del siglo XXI.
Al respecto, reconocieron que Perú es uno de los 10 países más vulnerables al cambio climático, con una preocupante incidencia en la salud de su población. De ahí la necesidad de unir voluntades en materia regional (Alianza del Pacífico). Y en lo que respecta al ámbito netamente energético, resaltaron la necesidad de dar un fuerte impulso a los proyectos de integración andina, los cuales dependen de que los países sean capaces de dejar de lado el componente político.
Asimismo, destacaron el enorme potencial geotérmico con que cuenta Tacna (extremo sur del Perú), el cual al desarrollarse podría generar un importante cluster con el norte de Chile, el cual solo traería beneficios, como: el uso más eficiente de la energía, reducción de emisiones, menor dependencia del petróleo y sus sucedáneos, y el empoderamiento local tanto en materia de generación como de distribución.
Exposición Internacional
La segunda parte de este seminario estuvo dedicada al tema “Paradiplomacia y Litigios Bilaterales”, para lo cual se contó con la participación del académico de la Universidad del País Vasco, profesor Noé Cornago, quien definió la paradiplomacia como la “implicación de los Gobiernos No Centrales (GNC) en las relaciones internacionales, a través del establecimiento de contactos formales e informales, permanentes o ad-hoc con entidades extranjeras, públicas o privadas, con el propósito de promover asuntos de carácter socioeconómicos, políticos o culturales, así como cualquier otra dimensión externa de sus competencias constitucionales”.
El académico hace la diferencia entre paradiplomacia y protodiplomacia, definida esta última como actividades de los gobiernos sub-estatales que tratan de abrir el camino hacia la independencia, preparando a la opinión pública internacional y buscando amigos que puedan estar dispuestos a reconocerles en una etapa temprana. Esta última, a juicio de Cornago, conduce inevitablemente al aislacionismo.
A este respecto, el académico español destacó el aporte que realiza la paradiplomacia en el acercamiento entre estados que han o están atravesando por diversos conflictos o desaveniencias.
Aunque reconoce que esta actividad suele debilitar al Estado-Nación, para dar paso a estructuras supranacionales, transnacionales, regionales y locales. Es así como las fronteras se van sustituyendo por una definición en término de cultura e identidad. Lo anterior, en cierta medida, resulta ser bastante más efectivo, toda vez que las autoridades locales responden a los procesos globales de manera activa, buscando sus propias soluciones e independizándose, en cierta manera, del apoyo que les pueda brindar el gobierno central. Es así como se van organizando nuevas estructuras y formas de interacción regionales y transfronterizas, a partir de características geográficas y culturales, así como de las necesidades y las fortalezas de los territorios en cuestión.