El 1 de octubre pasado, los ciudadanos catalanes se volcaron nuevamente a las urnas para exponer su opinión respecto de la independencia de su nación. Es la segunda vez que consultan durante este siglo. Sin embargo, las condiciones coyunturales en esta oportunidad fueron diferentes.
Después del atentado terrorista de ISIS en las Ramblas de Barcelona, la imagen país de Cataluña se vio golpeada, principalmente porque no son pocos los que se cuestionan sobre el nivel de seguridad que la Generalitat le puede garantizar a los ciudadanos y a los turistas con una Cataluña independiente de España, desligada de Europa y fuera de la OTAN.
¿Cómo se puede entonces mitigar esta situación?: apalancando los esfuerzos de protodiplomacia e invirtiendo en Marca País, ambas ideas que pueden ser fácilmente administradas a través de las redes sociales.
En el estudio de tesis de Magíster en Estudios Internacionales titulado "Twitter como herramienta de paradiplomacia: un análisis cuantitativo exploratorio sobre los casos de Quebec y Cataluña" (Erlandsen, 2017) se aborda el tema a partir de las definiciones que el profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Zidane Zeraoui, le da a las formas que pueden tomar las iniciativas de paradiplomacia de una subregión, por una parte, y las categorías que son evaluadas para realizar el ranking de Marca País creado por el académico honorario de la University of East Anglia, Simon Anholt, junto a algunas de las taxonomías del profesor Nicholas J. Cull (University of Southern California, quien visitó el Instituto de Estudios Internacionales en 2017).
De esta manera, se construyó una nueva categorización que permite medir el volumen de contenidos publicados por cuatro grupos de actores que intervienen directamente en los asuntos exteriores de los dos casos observados: instituciones del Gobierno Central (jefes de Estado y ministerios); personeros del Gobierno Central (autoridades máximas del Estado); delegaciones en el extranjero (equivalentes a las embajadas, en el caso de los países con pleno reconocimiento internacional), y delegados en el extranjero (símiles de los embajadores en los Estados que cuentan con plena independencia).
Los resultados arrojaron que, tal como señalaba la hipótesis del estudio, Quebec emite proporcionalmente más mensajes relacionados con la promoción de su Marca País, mientras que Cataluña prioriza la utilización de Twitter para promover su causa independentista.
La novedad de este estudio está dada por varios frentes. En primer lugar, no existe una investigación similar que aborde el uso de Twitter en Relaciones Internacionales para actores subnacionales, ni tampoco en casos comparados. En segundo lugar, no existe en la literatura académica un índice que evalúe la Marca País para el caso de las subregiones (sí existe para países y para ciudades), lo que abre la puerta a futuras investigaciones respecto de ambas dimensiones. Y en tercer lugar, recoge datos empíricos sobre los esfuerzos que hacen las subregiones con causas independentistas activas, para competir a la par con los demás Estados independientes.
A la vista de los resultados, Cataluña tiene una excelente oportunidad para lucirse en el mundo digital. Los beneficios de utilizar las redes sociales para asuntos públicos son casi infinitos, partiendo por la gratuidad de su implementación, el bajo costo que representa su mantención, la alta penetración que tienen entre la población, especialmente la más joven, y la versatilidad de contenidos y formas que se pueden publicar.
Cataluña, si quiere lograr su independencia a través de la persuasión de sus audiencias en el extranjero, debe aprovechar Twitter como herramienta de paradiplomacia, y aunque mi estudio recoge información del año 2013 (por una cuestión de pureza de los datos), donde no se observa un gobierno central catalán tan comprometido con la paradiplomacia digital, lo cierto es que en la actualidad el Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, es uno de los influenciadores de Twitter mejor rankeados dentro de España (aunque se dice que el 26.5% de sus seguidores serían falsos), todos sus delegados en el extranjero cuentan con perfiles en Twitter y los utilizan de forma activa y, aunque no hay estudios recientes sobre su Marca País, el reconocimiento de marca que tiene la subregión en el extranjero, a partir de sus deportistas, clubes deportivos, marcas de productos fabricados en la región, y la promoción como destino turístico, sin duda contribuyen a posicionar competitivamente a Cataluña frente a otros casos similares. Sin ir más lejos, la propia Escocia, en el Reino Unido, o Flandes, en Bélgica.
Por supuesto que un atentado terrorista influye negativamente en las aspiraciones independentistas o en la mejora de la percepción de un territorio en el imaginario colectivo de las audiencias extranjeras. Sin embargo, la tarea diplomática se ve facilitada gracias al mundo hiperconectado en el que vivimos. Si el Estado islámico logra persuadir y manifestar su ideología a través de Twitter, ¿por qué una nación pacífica y fuerte como Cataluña no podría sacarle el mejor provecho?
La paradiplomacia digital es un hecho, se está utilizando en diferentes puntos del planeta, y aunque muchos gobiernos no quieran verla, o prefieran minimizar su utilidad, lo cierto es que cada día son más quienes cada mañana revisan su timeline para informarse y tener una opinión sobre lo que ocurre en el entorno. Querer obviar estos nuevos canales de comunicación es intentar tapar el sol con un dedo.
Referencias:
Erlandsen, M. (2017). Twitter como herramienta de paradiplomacia: un estudio cuantitativo exploratorio basado en los casos de Quebec y Cataluña (Tesis de Magíster no publicada). Universidad de Chile.