La “Marca País” se concibe como una estrategia para impactar positivamente las percepciones en torno, en nuestro caso, a Chile, resaltando ciertos atributos propios de nuestra identidad y ampliando, de esta forma, las posibilidades para la atracción de talentos, incremento de exportaciones, inversiones externas y turismo. En el fondo, lo que se busca es, a través de una marca, construir y fortalecer la identidad única y competitiva de una nación.
Así lo han entendido nuestras autoridades, primero a través del trabajo realizado desde ProChile y, en la actualidad, desde la Fundación Imagen de Chile, encargada de gestionar la Marca Chile, articulando la labor de los principales sectores que, en el fondo, construyen la imagen del país, como es el caso de la cultura, el deporte, las exportaciones, inversiones, turismo y relaciones internacionales.
Pero aún cuando el concepto ya es ampliamente conocido y utilizado, las dudas surgen desde el punto de vista del Derecho. En lo concreto, la problemática se presenta cuando buscamos la forma de proteger jurídicamente esta “Marca País”, como bien explicó Ia Gerenta de Asuntos Corporativos Jurídicos de la Fundación Imagen Chile, Ivonne Bueno, quien el día de ayer participó en el seminario “La protección jurídica de la marca país en el contexto del derecho internacional y comparado”, organizado por el Instituto de Estudios Internacionales y la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
La actividad también contó con la participación del Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Tecnológica del Perú, Luis José Diez-Canseco, y el consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y evaluador de Gestión Financiera del sector público en Chile, Livio Pino. Actuaron como moderadores del encuentro, los profesores de la Facultad de Derecho de nuestra Casa de Estudios, Carlos Urquieta y Ana María Moure.
En la oportunidad se analizó la evolución que ha tenido la marca Chile; sus atributos diferenciadores (país confiable, con vocación de progreso y territorio extremo, entre otros), y su posición actual, que la erigen entre las 40 marcas países más valiosas del mundo (avaluada en 301 billones de dólares).
A juicio de Diez-Canseco, el mayor problema que en la actualidad enfrenta la marca país es que ninguna nación se ha puesto de acuerdo en cómo protegerla, por lo que la solución a cualquier conflicto queda al arbitrio de quien en su oportunidad tendría que dirimir sobre la materia.
Asimismo, explicó que las posibilidades de protección son múltiples, dependiendo de si se la quiere resguardar como signo distintivo, por su denominación de origen, por derecho de autor, como marca colectiva, etc.
