El progreso científico que surge como respuesta a las necesidades humanas puede considerarse un elemento fundamental para explicar el dinamismo del derecho ambiental internacional. El componente antropogénico del calentamiento global, cuyas consecuencias han sido objeto de un debate científico con implicancias políticas e ideológicas, ha sido un elemento clave en el desarrollo de tecnologías destinadas a la disminución deemisiones de dióxido de carbono.
Como una nueva opción para hacer frente al cambio climático se ha desarrollado un mecanismo denominado captura y almacenamiento de carbono (CAC).Este proceso permite capturar el dióxido de carbono emitido de fuentes contaminantes operadas con combustibles fósiles. En términos generales, la CAC consiste en la separación del dióxido de carbono de las emisiones industriales mediante un sistema de captura. Una vez que el gas es separado, es comprimido y transportado a un lugar de almacenamiento seguro para ser inyectado en un sitio geológicamente apto que garantice su aislamiento permanente.
Una de las principales diferencias de la captura y almacenamiento de carbono con otros sistemas de reducción de emisiones, consiste en que al operar la captura con posterioridad a la combustión, el mecanismo actúa directamente sobre los gases ya liberados, permitiendo reducir los niveles de dióxido de carbono sin afectar el proceso previo de producción.
De esta forma, este sistema pretende introducir una alternativa eficaz para disminuir las emisiones en el corto plazo, mientras simultáneamente, se avanza en el desarrollo de una matriz energética más limpia con una mayor presencia de energías renovables.
Sin embargo, en términos de eficiencia, esta tecnología no ha alcanzado la madurez suficiente para que el costo energético asociado a su aplicación sea competitivo. En este sentido, se estima que la incorporación de la captura y almacenamiento de carbono a la producción de electricidad, "elevará los costos de generación entre 0,01 y 0,05 dólares por kilowatt hora (kWh) dependiendo del combustible, la tecnología específica, la ubicación y las circunstancias nacionales." . El aumento del consumo de energía de una central eléctrica equipada con un sistema de CAC, variaría entre el 10 y el 40 por ciento respecto a una planta desprovista de este mecanismo.
Aparte del costo asociado, el gran obstáculo a la masificación de esta tecnología está relacionado con los riesgos inherentes al almacenamiento de dióxido de carbono en formaciones geológicas. Considerando que el dióxido de carbono en altas concentraciones representa un riesgo para la salud y la vida humana, las posibilidades de fuga de CO₂ deben restringirse por medio de regulaciones destinadas tanto la ubicación de los proyectos como a su capacidad de almacenamiento en condiciones seguras.
A pesar que la captura y almacenamiento de carbono es considerada una alternativa reciente para aminorar el calentamiento global provocado por los gases de efecto invernadero, la inyección de CO₂ en yacimientos subterráneos para facilitar la extracción de petróleo es una técnica que se practica hace más de cuatro décadas . El CO₂ inyectado aumenta la presión en la reserva y se extiende hacia el petróleo crudo, volviéndolo más líquido y por consiguiente, más fácil de extraer (este mecanismo es conocido como recuperación mejorada de petróleo).
La inyección de dióxido de carbono asociado a la industria petrolera y gasíferaha hecho que este mecanismo sea una opción económicamente atractiva, que al mismo tiempo evita que el dióxido de carbono sea liberado a la atmósfera. En este sentido, la inclusión de los beneficios de la recuperación mejorada de petróleo reduciría los costos de producción de electricidad adicionales ocasionados por la CAC entre 0,01 y 0,02 dólares de los EE.UU. por kWh.
Sin perjuicio de lo anterior, ciertas críticas advierten contradicciones en el desarrollo de esta tecnología, ya que si bien se propone una solución para reducir las emisiones en el corto plazo, no se desincentiva el uso de combustibles fósiles, teniendo en cuenta que el mecanismo captará el CO₂ liberado por la combustión. Por otro lado, la inyección de dióxido de carbono como mecanismo para mejorar la extracción de petróleo, se contrapone con el objetivo final de mitigar el calentamiento global, puesto que facilita y aumenta la producción de hidrocarburos.
Pese a que la CAC no goza de aceptación general, la inversión que ciertos países han destinado a la investigación y desarrollo de estos proyectos es considerable . Distintas legislaciones han reflejado este interés por medio de la incorporación de disposiciones que buscan establecer un marco legal para la operación de proyectos de almacenamiento de carbono. Al respecto, cabe destacar la exhaustividad de la ley española de almacenamiento geológico de dióxido de carbono , así como la regulación desarrollada en Wyoming y Dakota del Norte (Estados Unidos), en que se han introducido los requisitos legales bajo los cuales es posible almacenar CO₂ y ciertas disposiciones relativas a los derechos de propiedad de los lugares de almacenamiento. Por otro lado, la regulación de la provincia de Alberta (Canadá) establece una serie de detalles administrativos referidos a los permisos y las obligaciones a las que quedan sometidos los operadores de esta tecnología. En el mismo sentido se regula la profundidad de la inyección del dióxido de carbono y la superficie cubierta por los permisos.
El derecho internacional se ha ido adaptando progresivamente a esta tendencia. Existen distintos tratados que han incorporado la tecnología de captura y almacenamiento de carbono a sus disposiciones.
Las obligaciones ambientales contenidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, son aplicables al lecho y al subsuelo marino. La definición de contaminación marina del artículo 1 (4) , plantea dificultades en relación a la viabilidad de la CAC, puesto que este mecanismo podría generar efectos nocivos a los recursos vivos y a la calidad del agua, yendo en contra del artículo 192 de la Convenciónque establece la obligación general de proteger y preservar el medioambiente marino. Finalmente, el artículo 194, que se refiere a las medidas para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio marino y el artículo 195,relativo al deber de no transferir daños o peligros ni transformar un tipo de contaminación en otro, se verían vulnerados si la introducción de CO₂ al medioambiente marino resultara en efectos dañinos para los recursos vivos.
El Protocolo de Londres de 1996 busca actualizar y de cierta manera reemplazar la Convención sobre la Prevención de la Contaminación del Mar por Vertimientos de Desechos y otros materiales de 1972 (Convención de Londres). La principal modificación tiene relación con el enfoque regulatorio, ya que mientras la Convención se funda en un permiso general respecto a las sustancias que se pueden verter, estableciendo prohibiciones específicas respecto a determinados elementos, el Protocolo instaura una prohibición general, con una lista positiva de las materias permitidas. En 2006 se incorporó el dióxido de carbono a esta lista , dando una clara señal de reconocimiento de la CAC como un mecanismo de mitigación del cambio climático.
En 2007, el Convenio OSPAR, cuyo objetivo principal es la protección de los recursos naturales del Atlántico Nortefue modificado para incorporar a sus disposiciones el almacenamiento de dióxido de carbono bajo el lecho marino. Las enmiendas a la convención entraron en vigor en 2011, tras la ratificación de siete miembros.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto permite a países desarrollados implementar proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo a través de la transferencia de tecnología. De esta manera, los países industrializados pueden cumplir los compromisos adquiridos bajo el Protocolo, a través de la compra de certificados de reducción de emisiones por la elaboración de proyectos en países en desarrollo. En diciembre de 2011, tras las reuniones de Durban, se llegó al acuerdo de incluir la CAC en el Mecanismo de Desarrollo Limpio. De esta manera, se pone de manifiesto la intención de diversificar las posibilidades de desarrollo de la captura y almacenamiento de carbono, extendiéndolo a regiones que carecen del capital necesario para su implementación.
Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, la CAC tendría el potencial de reducir en un quinto el total de las emisiones. Sin embargo, para lograr este objetivo, es preciso contar con alrededor de 3400 proyectos en funcionamiento para el año 2050.
La captura y almacenamiento de carbono debe ser entendida como un componente de un conjunto de medidas encaminadas a la eficiencia en la producción de energía, la reducción de la demanda energética y la inversión en energías limpias y renovables.
Si bien la CACparece ser una alternativa atractiva cuyos resultados serían apreciables en el mediano plazo, es preciso avanzar tanto en la eficiencia del proceso como en la disminución de los riesgos, para que este mecanismojuegue un papel activo como tecnología de transición hacia el desarrollo de las energías renovables.