En junio pasado, el Gobierno de Chile nominó al ex Director General Adjunto de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el abogado Alejandro Jara Puga, para integrar el equipo de árbitros del Multy Party Interim Arrangement (MPIA). La designación chilena tuvo una excelente acogida y la elección de Jara fue apoyada por las 22 partes que conforman esta instancia.
Para conocer más en detalle las funciones que cumple el MPIA, conversamos con Alejandro Jara, quien también está muy unido al Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, donde dicta clases, especialmente en el Magíster de Estrategia Internacional y Política Comercial.
Jara, quien reconoció sentirse muy honrado con la nominación, explicó que la instancia es de carácter interina y que dejará de existir una vez que se restablezca el funcionamiento del Órgano de Apelación de la OMC. “El MPIA permite que los signatarios puedan apelar respecto de cuestiones relativas a la interpretación jurídica que surjan en los informes de paneles que han examinado una controversia. Para estos efetos, mediante un sistema de rotación se forman ‘divisiones de tres árbitros para examinar una apelación. De producirse apelaciones, me corresponderá tarde o temprano cumplir la responsabilidad de ser árbitro”, explicó.
-¿A su juicio, cuáles son los principales desafíos que enfrenta la OMC, sobre todo en el contexto actual, en que el mundo tiende a un mayor proteccionismo en materia de comercio e inversiones, y a una desglobalización, tanto en el corto como en el mediano plazo? Por otra parte, la crisis sanitaria y económica que ha provocado la pandemia también ha dejado de manifiesto tendencias hacia la concentración económica y al recrudecimiento del conflicto entre multilateralismo y unilateralismo ¿Cuál es su opinión al respecto y cuáles serán las repercusiones que estas tendencias tendrán en el comercio global?
-La OMC vive una crisis desde hace varios años que se ha ido incrementando y profundizando. Ha habido algunos progresos marginales como el Acuerdo de Facilitación del Comercio y la prohibición de otorgamiento de subsidios a las exportaciones agropecuarias. La OMC ha sido incapaz de concluir una negociación global para liberalizar el comercio de productos y servicios, y para mejorar las disciplinas existentes, así como avanzar en nuevos acuerdos en áreas que requieren mayor cooperación internacional, como inversiones extranjeras, política de competencia, economía digital.
La crisis financiera del año 2008-09 tuvo un impacto muy fuerte y ha costado mucho recuperarse. En ese contexto se advierte que las medidas restrictivas del comercio aumentaron así el empleo de subvenciones que posiblemente distorsionan los mercados. En años más recientes las restricciones han aumentado, particularmente entre las grandes potencias comerciales, ya sea para proteger la industria nacional o para sancionar a otros países, vulnerando los compromisos asumidos en la OMC, particularmente en materia arancelaria. Varias de estas medidas han sido objeto de reclamos ante el Sistema de Solución de Controversias de la OMC y serán los respectivos informes los que establecerán si esas restricciones son justificables bajo la OMC. Al mismo tiempo, estas manifestaciones contrastan con los numerosos acuerdos de libre comercio que muchos países continúan negociando.
La pandemia, por su parte, ha obligado a los países a actuar de urgencia. Algunos han abierto sus mercados y facilitado las operaciones de importación para equipos y medicina, además del movimiento de profesionales de la salud. Otros, en cambio, han aplicado restricciones a las exportaciones a fin de asegurar la disponibilidad de esos productos para atender las necesidades sanitarias de la población. Todo esto muestra la necesidad de que la OMC cuente con mecanismos para hacer frente a situaciones de urgencia, de manera que con el apoyo técnico se eviten perjuicios y costos innecesarios, además de asegurar que hay suficiente información sobre las necesidades de la demanda y la capacidad de abastecimiento por el lado de la oferta. Organizar el diálogo y la información puede evitar actuar bajo pánico y maximizar los recursos disponibles.
Además, producto de la pandemia la actividad económica se ha contraído brutalmente, con el consecuente desempleo, quiebras y aumento de la pobreza. Para reactivar las economías es indudable que restringir más el comercio y las inversiones sería una respuesta contraproducente. Y esto es particularmene cierto para los países medianos como Chile. Mayor apertura al comercio y la inversión debe ser parte de la reactivación.
La llamada “guerra comercial” y la contracción económica pueden alterar y retrasar la “globalización”. Pero no creo que el futuro esté marcado por una “desglobalización” pues los costos serían enormes y profundizarían la contracción económica.
En este contexto, me parece muy importante impulsar un cambio para que las políticas e intrumentos sean sustanbles. Los costos ambientales deben estar reflejados en los precios de productos y servicios, de manera que la asignación de recursos sea la más eficiente desde el punto de vista de la sustentabilidad.
-El comercio digital ha jugado un rol clave en esta crisis, pero también ha dejado al descubierto la inmensa brecha digital existente. ¿Cómo ve a Chile en esta materia y cuáles son los principales desafíos-país para disminuirla?
-El comercio digital ciertamente ha recibido un gran impulso como consecuencia de la pandemia y la necesidad de confinamiento y aislamiento. Seguramente esta tendencia no se revertirá cuando se supere esta situación e incluso es posible que aumente. Las tecnologías de la información y comunicaciones han seguido abriendo espacios y relaciones espectaculares. Como observa Harari, antes la información era escasa y cara, mientras que ahora es abundante y casi gratis. Hay una brecha digital entre países y al interior de estos. Pero es probable que esa brecha sea cada vez menor, incentivada por la facilidad de uso, los costos decreciente de las telecomunicaciones y del acceso a redes. Parte de nuestros procesos educacionales deben preparar a las personas para el mundo digital, especialmente para que las personas puedan discriminar entre tanta información y no ser sujetos pasivos y cautivos. A los gobiernos les corresponde el rol de regular los mercados para que sean abiertos y competitivos, y a costos lo más bajos posibles para permitir el acceso a todos los sectores de la sociedad, inclusive mediante subsidios que garanticen la igualdad de oportunidades. Creo que Chile está bien encaminado desde el punto de vista tecnológico y de las políticas públicas, pero no estoy tan seguro que ello sea efectivo en materia de programas educaciones, aunque puede que me equivoque. En todo caso, esta es un materia en la cual todo lo que se haga ¡nunca será suficidente!
Formación de postgrado
El escenario internacional actual se encuentra marcado por la presencia de nuevos actores, nuevas amenazas y desafíos multidimensionales que requieren ser comprendidos de forma integral.
-En este contexto, ¿cómo evalúa las herramientas que puede entregar una formación y especialización de postgrado en materia de política comercial y cuál sería -a su juicio- la ventaja comparativa que ofrece el programa de Magíster en Estrategia Internacional y Política Comercial que imparte el IEI?
-En el mundo actual, y con mayor razón mirando hacia el futuro, me parece esencial que cualquier profesional tenga un mínimo entendimiento de cómo está organizado el mundo, y cómo está estructurada la cooperación internacional. Por ejemplo, en materias laborales, sanitarias, judiciales, crimen organizado, drogas, policiales, financiamiento del desarollos, ambientales, financieras, educacionales, culturales, derechos humanos, etc. Toda la cooperación y la normativa que la expresa es parte de ordenamiento legal, político y cultural. No se puede comprender plenamente nuestro ámbito de acción sin referencia a la dimensión internacional. Un profesional que no esté capacitado para ver esta dimensión complementaria, nunca aprovechará todos los instrumentos para concebir soluciones a los problemas que debe enfrentar. La pandemia es muy ilustrativa en este sentido.
El comercio y las inversiones son de las primeras cosas que vienen a la mente cuando se reflexiona sobre el escenario internacional y el peso que tienen en nuestra economía nos obliga a tener presente el mundo cuando tomamos decisiones. Desde esta perspectiva, estimo que integrar esta dimensión en la formación profesional es esencial, tanto a nivel de pre y postgrado.
La pregunta apunta correctamente a las “nuevas amenazas y desafíos multidimensionales”. Ello quiere decir que capacitar a los profesiones es necesariamente tener enfoques multidisiciplinarios. Pero también es bueno que sean diversos en materia cultural y, por lo tanto, valórica, lo que implica que se puede aprender no solamente de los profesores, sino que también de convivir con estudiantes de otros países y culturas. El Magíster en Estrategia Internacional y Política Comercial que imparte el IEI tiene una trayectoria y reputación que responde a todas las exigencias descritas, y prueba de ello son los alumnos que acuden de todas las partes del mundo, a un centro de excelencia académica laico, plural, diverso y tolerante. La mejor prueba de ello es nuestra Directora, Dorotea López, mexicana, que ha cumplido con brillo su función e impulsado el IEI hacia nuevas latitudes de excelencia académica.