Las estructuras económico-sociales en Centroamérica y su real impacto en las turbulencias políticas en que actualmente está inmersa la región, fue el tema que convocó a un nuevo encuentro académico, en el marco de la Cátedra Centroamérica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
En la oportunidad fue invitado a exponer al presidente del Instituto Centroamericano de Investigaciones para el Desarrollo y el Cambio Social; consultor y asesor internacional, Alexander Segovia, quien luego compartió sus conclusiones con el economista y consultor independiente, Luis Eduardo Escobar; la ex Directora Regional de Programas de Fundación Cristosal, Celia Medrano, y la Coordinadora de la Cátedra Centroamérica del IEI, María Inés Ruz.
Para el Doctor en Economía de la Universidad de Londres, lo que hoy sucede en Centroamérica no es casualidad, sino que una consecuencia clara y directa de las realidades históricas, económicas y políticas que se fueron dibujando en los últimos años e incluso décadas. “Su destino ha estado marcado por su cercanía con Estados Unidos, potencia mundial que ha ejercido una fuerte influencia sobre la región”, sentenció.
A juicio del prof. Segovia, exceptuando a Costa Rica, en Centroamérica han coexistido democracias aún inmaduras, erosionadas por múltiples factores, tanto políticos, como económicos y sociales, los cuales durante el último quinquenio fueron pavimentando la crisis que hoy ha puesto nuevamente de moda a la región. “Entonces, lo que hizo la pandemia no fue más que desnudar las fragilidades estructurales de la región”, agregó.
Es importante destacar que -como bien señaló el asesor internacional- durante los últimos años del siglo XX y comienzos del XXI, Centroamérica había experimentado un avance importante en el aspecto social, que se vio reflejado en una disminución sustancial de la pobreza. Pero cinco años atrás esta tendencia se empezó a estancar e, incluso, algunos países experimentaron una tendencia al alza.
“En lo político, la región viene experimentando por décadas un deterioro democrático, que se manifiesta en un alejamiento total de la clase política respecto de la sociedad y donde priman los discursos fundamentalistas. Este es un indicador muy relevante, pues entre la comunidad académica y políticas, por años primó el consenso de que la norma -y no la excepción- en Centroamérica era la democracia, gracias a lo cual se lograron importantes reformas judiciales, políticas, económicas y sociales. Pero a poco andar, nos dimos cuenta que todo esto era solo aparente”, sentenció.
Para el prof. Segovia, la razón de lo anterior es muy simple y radica en que no hemos sido capaces de resolver las fragilidades estructurales que Centroamérica ha padecido de manera histórica. “Tenemos los mismos tres problemas de siempre: sistemas económicos que crean concentración de la riqueza, del ingreso y de poder; no basta con avanzar en la democracia formal e instrumental, sino que necesitamos dar el salto a una democracia más participativa, que permita democratizar el poder económico y político; el tercer problema es el enorme desbalance de poder político, económico y social que existe en Centroamérica, que en vez de disminuir, ha aumentado en los últimos 15 años”, concluyó.