Chile y Perú: construyendo integración y cooperación

Prof. Paz Milet García. IEI - Universidad de Chile.

Foto S

El 27 de noviembre de 2018 se realizó el segundo gabinete entre Chile y Perú. En esta instancia ambos países hablaron de la realización de esfuerzos conjuntos en áreas tan disimiles como acceso de productos, cooperación contra el narcotráfico y la trata de personas, calidad de la educación, vivienda. Areas que hablan de una vinculación bilateral muy rica y condicionada por factores muy diversos.

Un año antes, en julio de 2017, ya los mandatarios de ambos países habían destacado la riqueza de esta relación, cuando en el primer gabinete binacional aprobaron un Plan de Acción de 121 compromisos, con cinco ejes temáticos: asuntos sociales y culturales para la integración; seguridad y defensa; comercio exterior, inversiones, turismo y cooperación en ciencia y tecnología; medio ambiente, desarrollo sostenible y asuntos energético mineros; desarrollo e integración fronteriza y asuntos de infraestructura.

En el segundo encuentro, los presidentes de Chile y Perú constataron que el 90% de estos compromisos se había cumplido, demostrando que después del fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya de 2014, los gobiernos de ambos países habían avanzado de manera sustantiva en la construcción de nuevas instancias de cooperación y en la dinamización de instituciones que estuvieron estancadas durante el desarrollo del caso. Es así como ahora se han revitalizado iniciativas como el 2+2, instancia de encuentro de los Ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de ambos países.

No obstante, aún falta por avanzar. En el marco del Proyecto Generación de Diálogo, que desarrollamos hace ya ocho años los Institutos de Estudios Internacionales de las universidades de Chile y Católica del Perú, con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer, antes de que la CIJ emitiera su fallo, entregamos sesenta recomendaciones a los gobiernos, que creíamos eran importantes de tener presentes en la construcción de una relación post La Haya. Cuatro años después evidenciamos coincidencias efectivas con algunas de las principales propuestas de los gabinetes binacionales. Es así como constatamos avances hacia una mayor cooperación en la zona fronteriza, a través, por ejemplo, de mecanismos como la futura interconexión eléctrica de la zona sur del Perú y de la zona norte de Chile; la cooperación en materia de seguridad y defensa, el trabajo conjunto en instancias como la Alianza del Pacífico y el desarrollo de una serie de mecanismos de respuesta a las necesidades de los migrantes. Sin embargo, aún falta por desarrollar áreas claves.

En este sentido, por ejemplo, todavía existen espacios para el desarrollo de iniciativas en áreas como recursos hídricos, la elaboración de una historia compartida, el desarrollo de portales educativos que muestren la evolución positiva de la relación bilateral y la aplicación de la noción de interculturalidad para el tratamiento de la migración.

Las señales son propicias. A nivel de números, Perú es nuestro tercer socio comercial en la región y 11° a nivel mundial, además del cuarto destino de nuestras inversiones en el exterior. No obstante, más allá de las cifras, es uno de los países con los que tenemos una vinculación más extensa e inclusiva y una de las principales naciones de origen de los migrantes que han llegado en los últimos años a Chile. Solo cuatro años después del termino del caso en la Haya, podemos constatar avances sustantivos a nivel oficial y la disminución sostenida de los niveles de desconfianza, tal como lo constatan distintas encuestas de opinión. Estas son señales evidentes de la necesidad de avanzar en otras áreas claves de la relación bilateral, hacia la construcción de una institucionalidad de integración y cooperación.

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