Un capítulo de su libro “Institutions and partisan change: realignment, stability and the breakdown of Chile's post-authoritarian party system”, presentó ayer el profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Houston, Eduardo Alemán, en el marco de un seminario de investigación organizado por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
En la oportunidad, el académico se refirió concretamente al apartado sobre “El quiebre del sistema de partidos políticos en Chile”, en donde postula que una de las razones principales de dicha fisura no obedece a un realinamiento de los partidos, sino que a la reforma electoral de 2015. De esta forma, explica que entre 2017 y 2021 culmina la dinámica bipolar que dominó el sistema político durante casi 30 años.
“Este quiebre se asemeja a lo que en la literatura se denomina ‘colapso de sistema de partidos’ y que a juicio de Dietz y Myers (2007), responde a tres características: un alto número de votantes desertando de los partidos tradicionales en un corto tiempo; la incapacidad de los partidos tradicionales de reconstruir las relaciones que previamente estructuraron el sistema de partidos, y el surgimiento de nuevos partidos que viene a reconfigurar el sistema”, explicó el prof. Alemán.
Sin perjuicio de las causas que ponen fin al sistema que predominó en el país desde el retorno a la democracia, el académico de la Universidad de Houston asegura que la reforma electoral de 2015 jugó un rol determinante en este sentido, generando “un clima electoral más permisivo que afectó los cálculos de los partidos existentes y de aquellos interesados en formar nuevas coaliciones”.
“Asimismo -agregó Alemán- esta reforma incrementó las posibilidades para que los partidos más pequeños pudieran obtener bancadas y disminuyó los incentivos para que los integrantes de las coaliciones existentes permanecieran unidos, aún cuando no eliminó las ventajas de formar coaliciones”.
Durante su exposición, el prof. Alemán también se dio el tiempo de explicar el Método de Control Sintético, el cual utilizó para la elaboración de su trabajo y que, en grandes rasgos, permite construir un contrafáctico que se puede utilizar como unidad de comparación.
Finalmente, el académico concluyó que en el caso de nuestro país, la reforma electoral “rompió el chaleco de fuerza” que restringía el número de partidos, lo cual tuvo efectos inmediatos. “En este sentido, también cabe explicar que existen, a mi juicio, dos razones fundamentales por las cuales los votantes decidieron dejar a los partidos previamente dominantes: los niveles decrecientes de identificación partidaria y la erosión del clivaje democracia-autoritarismo. Un ejemplo de lo primero es que -según la Encuesta Nacional Bicentenario- en 2016 solo el 1% de los encuestados reportó haber participado activamente en un partido político. En el segundo caso, afirmo que el nacimiento del sistema de partidos post-autoritario deviene de un realineamiento caracterizado por dos elecciones críticas y de un nuevo clivaje político producto de los años de gobierno militar. El clivaje democracia-autoritarismo muy probablemente disminuirá en el tiempo, a medida que las memorias del período dictatorial vayan debilitándose, surjan nuevas generaciones de votantes y la derecha se distancie del legado pinochetista”.