UE y ALC, una alianza político-estratégica fundamental

UE y ALC, una alianza político-estratégica fundamental

El investigador de EILAT y de IAES de la Universidad de Alcalá, prof. Héctor Casanueva, analiza las claves prospectivas para fortalecer el peso político y generar un bloque entre los países que conforman la Unión Europea y América Latina y el Caribe.

Hace ya varias décadas que se fundaron los cimientos de las relaciones que han mantenido a la Unión Europea (UE) muy cerca de América Latina y el Caribe (ALC), como socios naturales y estratégicos. Sin embargo, en los últimos años, variados factores tanto internos como externos han ralentizado ese vínculo. Por esta razón, la Comisión Europea ha propuesto una nueva agenda de asociación entre ambos bloques, cuyo principal objetivo es reforzar el diálogo político, el impulso del comercio y la inversión, y la construcción de sociedades más sostenibles e interconectadas.

En este contexto, el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile recibió la visita del investigador de EILAT y de IAES de la Universidad de Alcalá, y ex Embajador de Chile en Ginebra, prof. Héctor Casanueva, quien se reunió con académicos y estudiantes, a los cuales expuso la necesidad que las relaciones entre la UE y ALC retornen a sus orígenes para construir juntos el futuro.

Sobre el particular, el académico e investigador destacó que, desde sus inicios, esta relación fue pensada más allá de los acuerdos comerciales, de cooperación científica y técnica, etc. “La idea era cimentar una sólida y permanente relación político-estratégica en el terreno global, para construir juntos el futuro”, afirmó.

“Este enfoque se ha ido devaluando desde 2015 a la fecha, cuando se rompió la secuencia de la diplomacia de cumbres. Por lo que los últimos años han sido nefastos en este sentido, pues se ha perdido el impulso y la visión, en un contexto mundial que ha experimentado cambios radicales”, agregó.

A juicio de Casanueva, se requiere con urgencia una mirada prospectiva, toda vez que ningún país, por sí solo, puede enfrentar los desafíos que plantea la nueva globalización (3.0) y que afecta todo el sistema productivo, así como a la diplomacia.

“Si analizamos los últimos años, debemos ser sinceros al reconocer que, pese a toda la fortaleza que tiene, la Unión Europea dejó de ser un actor influyente en la arena internacional, liderada por la mega-disputa entre Estados Unidos y China. Por ello necesita hacer una masa crítica que le permita recobrar un cierto liderazgo. Es en este contexto que el nexo con América Latina y el Caribe resulta tan fundamental”, señaló.

Y aunque reconoce que existen asimetrías importantes (ALC representa solo el 7% del PIB global, comparado con el 21% de la UE), también destaca que juntos sumaríamos casi el 30% del PIB global y un tercio de representación en Naciones Unidas. “Es decir, tenemos un peso político importante, pero para ello debemos materializar esta alianza estratégica de la que estoy hablando”, afirmó.

“En este escenario, la estabilidad de América Latina es fundamental. Otro hito que debiera tenerse en cuenta es la firma de un acuerdo entre Europa y el Mercosur. Si a ello sumamos la alianza entre Europa y Estados Unidos, que se vio interrumpida por Trump, y cuya agenda ahora se está retomando, prospectivamente podríamos generar la zona de libre comercio más grande del mundo”, concluyó.

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