Desde al menos tres décadas que el Hallyu (Ola Coreana) viene irrumpiendo con fuerza, no solo en tierras asiáticas, sino que prácticamente en todo occidente y Chile no es la excepción.
Pero antes de esta ola cultural, Corea del Sur ya decía presente gracias a sus grandes tecnológicas como LG, Samsung, Hyundai o Kia.
Lo anterior es catalogado por Constanza Jorquera, analista en Políticas y Asuntos Internacionales e investigadora asociada del Centro de Estudios Coreanos y del Núcleo de Estudios Asiáticos de la Universidad de Santiago, como una época pre-Hallyu.
“Lo primero que se conoció del Hallyu fueron los dramas, luego vino el K-Pop y después el lifestyle que es la comida, la cosmética y la moda”, indicó Jorquera.
Según explicó, el lanzamiento de YouTube, en 2007, permitió que la cultura coreana fuera conocida de forma mundial y ya para 2013 -año en que se produce la tercera ola- el Hallyu decide enfocar sus esfuerzo de entrar en el mercado de Estados Unidos y Europa Occidental, adoptando el idioma inglés tanto en las letras de las bandas musicales como en los títulos de los K-Drama.
Sin duda la ola fue más grande de lo que creían, ya que mercados como los de América Latina y Medio Oriente no estaban en sus planes. Sin embargo, estas regiones se han visto fuertemente influenciadas por el Hallyu.
“El mayor crecimiento de fanáticos de la Ola Coreana está en América Latina, liderado por México, Perú y Chile, siendo nuestro país la capital latinoamericana del K-Pop”, indicó la experta.
Hallyu como estrategia de política exterior
Según Jorquera, el Hallyu es mucho más que compartir la cultura de Corea del Sur con el mundo, sino que esto se adoptó como parte de su política exterior.
“El Estado capturó el Hallyu y lo convirtió en una estrategia de política exterior e impulsa una imagen nacional, permitiendo que los coreanos se sientan orgullosos de quienes son”, explicó.
Lo anterior tomó forma durante la crisis asiática, a fines de la década de los 90’, en donde el Estado se dio cuenta que los rubros de la Ola Coreana no se estaban viendo afectados ante la inestabilidad de la época, ya que “esta industria tiene que ver con ideas y también cultura”.
Lo anterior se refleja con la creación del Ministerio de Deporte, Cultura y Turismo, durante la década del 90’. “Cada Presidente de Corea del Sur ha presentado iniciativas para promover el Hallyu, independiente de su sector político”, agregó jorquera”.
La analista en Políticas y Asuntos Internacionales, también destacó que uno de los puntos fuertes de la expansión del Hallyu en el resto del mundo es que “Corea del Sur no tiene que corregir su imagen, como puede ocurrir con otras potencias, sino que hacerse más conocido, pero distanciándose de Corea del Norte”.
La ola viene de regreso
Pese a todos los esfuerzos del país asiático por promover su cultura, aún hay trabajo por hacer y así lo reflejan los siguientes dos escenarios:
El primero es que pese a potenciar su soft power, aún sigue lejos de los primeros puestos de Global Soft Power Index 2025, ubicándose en el puesto 12. Esta sigue siendo liderada por las tres potencias tradicionales: Estados Unidos, China y Reino Unido.
El segundo elemento a trabajar es qué hacer con toda la gente que quiere visitar Corea del Sur producto de esta ola coreana.
Hay que destacar que pese a que el país asiático se considera desarrollado, aún tiene problemas sociales como la baja natalidad, crisis habitacional, desempleo juvenil y una polarización social.
A lo anterior se suma que Corea del Sur no es un país pro migración, por lo que la llegada de extranjeros podría generar nuevos problemas internos, lo que puede gatillar, entre otras cosas, un síndrome de París, pero esta vez en Seúl.