La campaña electoral, especialmente en la segunda vuelta, se ha mostrado en un tono muy polarizado. ¿Esto ocurre por las características de esta elección o hay elementos que permiten proyectar un escenario de mayor polarización?
Por ambos factores. Por un lado, está la presencia de candidatos con un pasado muy marcado que permite que se dé esta mayor polarización. En el caso de Keiko Fujimori, quien si bien se ha desvinculado en parte de la herencia de su padre, realiza un rescate de la figura del ex presidente, mientras que Ollanta Humala fue un propiciador de golpes de estado.
Por otro, hay temas no resueltos en Perú. El pasado reciente de la era fujimorista, donde si bien están bajo prisión importantes figuras de ese período como el ex Presidente Fujimori o el mismo Vladimiro Montesinos, todavía están presentes muchos temas respecto a lo que pasó en ese periodo.
También hay demandas sociales por parte de regiones que no se han visto beneficiadas del crecimiento económico, las que han sido recogidas por Ollanta Humala. Entre estos generadores de conflictividad están el conflicto que provoca el desarrollo de la explotación minera en reservas indígenas, las diferencias en los tributos que deja la Minería en zonas extractivas y donde se procesa, y finalmente la demanda de las zonas del Sur, que proveen del gas natural y que no se sienten beneficiadas de manera adecuada.
¿Cómo se proyectaría este escenario de campaña en el período presidencial que se iniciará en Julio?
Gane Humala o Fujimori, el gobierno que asuma va a tener que negociar permanentemente con el Congreso un apoyo a las políticas que impulse, debido a que no tendrá mayoría en el poder legislativo. Ningún partido, ni siquiera el APRA, tiene la seguridad de ofrecer una alianza política durable. El mismo Alan García debió negociar regularmente con los fujimoristas.
En el caso de triunfar Keiko Fujimori, ¿qué podría esperarse de ella? ¿Un indulto a Alberto Fujimori? ¿El retorno de funcionarios del gobierno de su padre?
Ello ha dicho que no lo indultaría. Si así lo hiciera, sería una muy mala señal, a nivel interno y especialmente a nivel internacional, porque Alberto Fujimori ha sido condenado por crímenes de lesa humanidad. Es probable que sí se le otorguen mayores facilidades en su régimen penitenciario, que ya es muy favorable. Muy eventualmente, a partir de algún episodio en su salud, como ya se ha dado en el pasado, pudiese obtener la libertad. Respecto de la presencia de antiguos funcionarios de la era fujimorista en su gobierno, sería probable pero acotada. Por ejemplo, difícilmente integraría a un ministro de Salud acusado de realizar esterilizaciones masivas durante el gobierno de su padre, asunto que fue tema en el último debate presidencial. También se limita por una necesidad que expandir alianzas políticas, donde en esa línea o tendría que nombrar a economistas como Hernando de Soto, quien representa a un sector de derecha liberal.
¿Qué podría esperarse de un gobierno de Humala? ¿Revisión de privatizaciones, de Acuerdos de Libre Comercio?
Humala buscaría dar seguridad jurídica a las inversiones y no afectar el crecimiento económico, por lo que no es esperable nacionalizaciones masivas, en parte porque muchas empresas tienen capitales extranjeros, especialmente norteamericanos. En política minera, se espera una negociación en temas tributarios. En el caso de Acuerdos de Libre Comercio, si bien se habló de revisar acuerdos considerados atentatorios con Perú, a lo más se buscaría renegociarlos.
¿Qué pasa con la oposición en el Perú?
Lo más probable es que se aglutinen en torno a las figuras de Alan García y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), porque la estructura de los partidos está muy debilitada, desde la época de Fujimori. Alan García tiene que reestructurar un partido que ayudó a debilitar desde el gobierno. Probablemente promueva como figuras a sectores técnicos de su gabinete, una renovación que el mismo dirigiría. En el caso de PPK, es posible que la centroderecha se aglutine en torno a su figura, básicamente por el desgaste de Luis Castañeda Lossio y especialmente de Lourdes Flores, debilitada tras perder la elección a la alcaldía de Lima en 2010.
Ahora bien, todo depende quien gane la segunda vuelta, porque si gana Keiko Fujimori, es muy difícil que García realice una oposición muy marcada, básicamente porque se apoyó en fujimorismo para sacar adelante sus proyectos.
