Paola Galindo - Cátedra OMC-IEI

Relaciones comerciales Bolivia-Chile: Superando el pasado, proyectando el futuro

Superando el pasado, proyectando el futuro

Lo cierto es que mas allá del protagonismo político con referencia al tema marítimo, Bolivia y Chile tienen mucho más intereses en común que discrepancias pendientes, por ello pensar en una acuerdo estratégico que reencamine y fortalezca nuevos proyectos comerciales que fomenten las inversiones entre ambos países, constituye hoy una verdadera necesidad.

Y es que, el comercio al igual que la pobreza, no entienden de política, para un ciudadano que no tiene que comer o que vender, poco puede comprender la decisión de su gobierno de reivindicar guerras perdidas hace mas de 132 años, por el contrario el gobierno que verdaderamente procure el interés del pueblo, deberá superar pasados rencores, entendiendo que la única forma de lograr mutuos beneficios, es trabajando en conjunto, proyectando un futuro en el cual Bolivia y Chile sean capaces de trabajar de forma coordinada.

No es sorpresa, que muchos Chilenos decidan invertir y arriesgar su dinero en Bolivia, la mayor parte de ellos, con muy buenos resultados, sin embargo hablamos de inversiones que en el mejor de los casos, alcanza los 3 millones de dólares, que pasa entonces con los grandes inversionistas? Porque no optar por Bolivia como posible inversión? La respuesta puede atribuirse a muchos factores, entre ellos quiza, porque comparativamente hablando Chile, es un país que goza de estabilidad en sus políticas económicas basadas en el respeto y la garantía constitucional de la libertad económica reconocida en el Art. 19 nro. 21 de su Constitución, la inclusión del principio de regionalismo abierto, en la práctica comercial, así como también de atractivas normativas como por ejemplo el régimen de invariabilidad de tasa, prevista en el DL 600, y la reciente plataforma de inversiones, que ofrece un manejo vanguardista de los negocios e inversiones de grandes empresas extranjeras, de tal forma atrayendo capitales externos, que encuentran en Chile un escenario ordenado y sistematizado en el cual pueden ver crecer sus inversiones.

De hecho, Chile es hoy el segundo país de la región después de Brasil, con mayor inversión extranjera, con 15.095millones de dólares (según datos del 2010 de la CEPAL), mientras que Bolivia, pese a que sus inversiones significaron un aumento comparativo del 53%, éste no pasa de los 651 millones de dólares (datos para el año 2010 del Instituto Boliviano de Comercio Exterior), lo cual demuestra la gran brecha existente en materia de inversiones, reflejando así una frágil política comercial por parte de Bolivia, y poniendo en descubierto la necesidad por incluir en la agenda nacional, temas de políticas comerciales mucho más efectivas, que vayan a la velocidad, (o por lo menos pretendan hacerlo), de las exigencias del mundo globalizado.

Un mundo globalizado, que plantea un escenario internacional marcado por prioridades de cada país, sí; pero que hoy se han convertido en una objetivo común global, pues se observa cómo los países se preocupan por temáticas generalizadas y que atañen a todos: escases de recursos energéticos, problemas ambientales, apertura económica, regionalismo, multilateralismo, son factores comunes a todos los países, y hoy es cuando hay que saber aprovechar ello, y trabajar en propuestas ventajosas para ambos países.
Sudamérica debe sentirse privilegiada en ese sentido, al ser fuente de recursos energéticos, y como países emergentes, con mucho por explorar, producir y comercializar, los ojos del mundo hoy centran su interés en todo aquello que la región pueda ofrecer.

En ese sentido, Chile y Bolivia, deben iniciar proyectos en conjunto, como desafíos de cara al mundo;considerando que Bolivia y Chile prácticamente no tienen relaciones comerciales formales, y los pocos antecedentes existentes se remontan a los años 90, y se rigen por el Acuerdo de Complementación Económica Nº 22 (ACE 22), suscrito el 6 de abril de 1993. Mediante el 15º Protocolo Adicional del ACE 22 (que entró en vigencia el 8 de diciembre de 2006), Inscrito en la legislación de ambos países mediante: Decreto supremo 23.538 en el caso de Bolivia y el Decreto Nro.402 en el caso de Chile.

Así también hay que considerar, que las relaciones regionales dicotómicas de Chile - Bolivia, en la cual la CAN Y MERCOSUR son plataformas en las que se encuentran ambos países, esto no ha significado mayor relevancia en sus relaciones comerciales, lo que demuestra una vez más, la creciente necesidad por implementar proyectos en común acuerdo que fortalezcan la inversión, la industria y el comercio.

Entonces, resulta que el verdadero desafío está en potenciar sectores del comercio, en que ambos países tienen ventajas comparativas, como la madera, textiles, oleaginosas, en el caso de Bolivia; y el vino, manufactura y otros en Chile (como alternativas novedosas, que no necesariamente se centren en recursos no renovables) así como también contemplar posibles inversiones basadas en la creación de nuevos proyectos sustentables de energía no convencional, que hagan atractivas las inversiones en países como Chile y/o Bolivia, en éste sentido el coordinar proyectos conjuntos, en los que la base sea complementar aquello que falte en uno y/o sobre en otro, a fin de explotar verdaderas alternativas que signifiquen interés por parte de inversores externos, así como también signifique réditos para ambas economías.

Para ello, será necesario, reiniciar negociaciones basadas en intereses objetivos y reales, que primero puedan llegar a satisfacer necesidades internas, sea en temas comerciales, industriales para Chile, o bien arancelarios y de incentivos a la industria para Bolivia, para así ambos países comenzar una nueva etapa de negociaciones basadas en la complementación económica, que permita relaciones mucho más dinámicas, progresistas y perdurables en el tiempo.

Bolivia-Chile, hoy más que siempre necesitan trabajar juntos, Bolivia con grandes riquezas naturales, tiene mucho por ofrecer al mundo, y necesita un socio con experiencia en inserción internacional, para promover juntos inversiones a corto, mediano y sobre todo largo plazo, con miras a potenciar la región sudamericana, y consolidar mercados.

 

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