El próximo 27 y 28 de octubre, en Santiago se realizará el IX Encuentro Internacional de Académicas sin Fronteras. En este contexto, el pasado miércoles y con la colaboración del Grupo Chile-Bolivia, se llevó a cabo una actividad complementaria.
Se trató de un conversatorio “Mujeres que cruzan fronteras”, que contó con la participación del Coordinador de Gestión del Conocimiento OIM-Chile, Leonardo Polloni, y la académica del Grupo Bolivia-Chile, Verónica Rocha.
La actividad también contó con la presencia de la Directora Ejecutiva de la Fundación VIVA, Elizabeth Salguero, y la académica de la Universidad Santo Tomás, Rosa Cortez.
El tema migratorio
En la oportunidad, la académica del Grupo Bolivia-Chile destacó que los flujos migratorios y económicos requieren contar con herramientas y mecanismos de coordinación entre los gobiernos de los países vecinos.
Sobre el caso particular de Bolivia y Chile, Verónica Rocha reconoció que existen temas y enfoques que acaparan la agenda bilateral (Caso Silala y demanda marítima), relegando a un segundo plano materias más cotidianas, como la migración.
Asimismo, manifestó su preocupación por la falta de garantías y certidumbres para avanzar en este tema, toda vez que su país hoy vive una escalada de conflictos y Chile se encuentra ad-portas de un plebiscito.
Por su parte, durante su intervención, Leonardo Polloni explicó que el movimiento migratorio en Sudamérica, principalmente de mujeres, registra una tendencia al alza que data desde mediados de 2020 y es liderado por Argentina, Colomboa, Chile, Venezuela y Perú.
En el caso concreto de Chile, destacó que al 31 de diciembre de 2020, el total de personas extranjeras residiendo en el país alcanzaba a 1.462.103 (cifra que representa el 7,8% de la población total). “Pero no existe una diferencia estadísticamente significativa entre hombres (744.815) y mujeres (717.288). Pese a ello, de todas formas tenemos grandes desafíos en materia de inclusión en materia de género y migración”, sentenció.
Finalmente, reconoció que el modelo tradicional en torno al cual se organizó el trabajo productivo y reproductivo ya no funciona, pues la realidad da cuenta de un aumento de la participación laboral de las mujeres; desigualdad en la distribución del cuidado no remunerado entre hombres y mujeres al interior de la familia, y cambios en la estructura familiar y demográfica (disminución de la fecundidad y aumento de la esperanza de vida.
