¿Qué sabemos científicamente sobre la relación entre democracia y guerra interestatal?

Relación entre democracia y guerra interestatal

Por Hernán Olmedo González, Doctor en Ciencia Política por la Universidad de la República, Uruguay. Miembro activo del Sistema Nacional de Investigadores de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación (ANII). Investigador y docente de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.

El estudio de la relación entre democracias y guerras interestatales ha sido uno de los problemas de investigación que más se ha desarrollado en las últimas décadas entres los estudiosos de la política internacional. Con un fuerte talante liberal kantiano, es posible identificar al menos tres proposiciones centrales que conforman el núcleo duro de este programa de investigación: 1. que las democracias son inherentemente más pacíficas que otros tipos de regímenes políticos; 2. que las relaciones entre democracias son más pacíficas que las relaciones entre otras combinaciones de regímenes políticos; 3. que el avance de la democratización en el mundo es una fuerza favorable a la paz. A partir de estas proposiciones, la investigación se ha desarrollado desde tres dimensiones alternativas pero complementarias.

Una de ellas es la dimensión monádica o estado-céntrica, las primeras investigaciones empíricas se concentraron en estudiar el nivel de participación de las democracias en guerras interestatales. Entre los primeros resultados, se constató que las democracias no necesariamente eran más pacíficas que otros tipos de regímenes políticos debido a que, en aproximadamente el 50% de las guerras interestatales, se constataba alguna democracia participando del conflicto.

Una segunda dimensión es la bilateral o diádica interestatal, desde esta dimensión no se ha podido constatar tan siquiera una sola guerra entre democracias, lo que ha generado que muchos investigadores considerasen a la ausencia de guerras entre democracias como la primera ley científica en el campo de la política internacional.

La tercera dimensión es la internacional sistémica, desde esta dimensión las investigaciones detectaron que existe una relación no lineal entre democracias y guerras que puede expresarse en los siguientes términos: los efectos pacificadores de la democracia en el sistema internacional se constatan cuando la democracia alcanza cierto umbral en el sistema internacional, hasta tanto no alcance ese umbral, cercano al 35%, el incremento de las democracias puede incrementar la frecuencia de la guerra interestatal en el sistema internacional.

Por tanto, las evidencias empíricas más sólidas del programa de investigación de la paz democrática se encentran en su dimensión bilateral o diádica interestatal. Ahora bien, ¿por qué las democracias no se hacen la guerra entre sí? Hasta el momento, las explicaciones teóricas sobre tal evidencia empírica se las puede dividir en dos grupos: constructivista o culturalistas y estructuralista-institucional.

Las explicaciones constructivistas han postulado que los Estados democráticos no se hacen la guerra porque aplican los principios de su política interna a su política exterior. En este sentido, las acciones exteriores de los Estados democráticos están orientadas por principios liberales tales como la cooperación, la maximización del bienestar de las naciones y, en caso de controversias, la búsqueda de soluciones pacíficas. Asimismo, conciben que los Estados democráticos, por compartir una serie de principios y valores, se perciben mutuamente como pacíficos. Por su parte, las explicaciones estructurales-institucionalistas conciben que los regímenes democráticos presentan una serie de frenos y contrapesos que limitan a los Estados en la participación en guerras con otros Estados democráticos.

En conclusión, es posible enunciar que las democracias no están inmunes a participar en guerras interestatales, por tanto, es necesario desarrollar más la investigación si efectivamente las democracias son más pacíficas que las autocracias, quizás para ello pueda ser importante indagar qué tanto las democracias inician las guerras interestatales. Asimismo, la investigación científica revela que, desde una dimensión sistémica internacional, la relaciones entre democracia y guerra no es lineal, ello implica que no necesariamente más democracia es sinónimo de menor conflicto, dependerá del nivel de prevalencia que tenga las democracias en el sistema internacional.

Por último, en la dimensión que sí existe evidencia científica significativa es en la bilateral o diádica internacional, claramente es posible observar que las relaciones entre democracias son más pacíficas que otros tipos de relaciones interestatales. Es a la búsqueda de la mejor explicación de esta suerte de ley científica o regularidad empírica que, actualmente, algunos científicos teóricos del campo de estudio están dedicando sus máximos esfuerzos.

 

 

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