La vinculación entre crimen organizado y seguridad internacional se detectaba como creciente problema en el siglo XXI, tal como lo explicaba Berdal y Serrano (2005). Aunque el siglo era iniciado con nuevos instrumentos internacionales para enfrentar el tema, como ha sido la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, que ha sido un aporte para la persecución y sanción de ilícitos cuyo desarrollo involucra a varios países inclusive con legislaciones diferentes. No obstante, en la práctica el fenómeno presenta datos e indicadores preocupantes.
En este sentido, la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado (GI-TOC), en 2023 presentó el segundo Informe Global contra el Crimen Organizado identificando 15 ilícitos, de los cuales 10 fueron medidos por segunda vez, presentando todos éstos un alza: Trata de personas (+0.24); Tráfico de personas (+0.39); Tráfico de armas (+0.29); Delitos contra la flora (+0.18); Delitos contra la fauna (+0.19); Delitos contra los recursos no renovables (+0.25); Comercio de heroína (+0.10); Comercio de cocaína (+0.30); Comercio de cannabis (+0.24) y Comercio de drogas sintéticas (+0.33). Además, de los 193 países considerados en la medición, 134 presentan una baja resiliencia a la criminalidad, viéndose afectada de esta situación un 62% de la población mundial.
Uno de los tradicionales y principales ilícitos que compone el COT, es el narcotráfico. De acuerdo con el último informe sobre el tema elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el panorama no es alentador. El Informe Mundial de Drogas 2024, constata que en términos generales ni el consumo ni la producción de drogas se reduce, sólo se transforma y las mujeres están más desfavorecidas cuando se trata de rehabilitación. En efecto, “el número de personas que usan drogas se elevó a 292 millones en 2022, lo que representa un aumento de 20% en 10 años. El cannabis sigue siendo la droga más ampliamente consumida en todo el mundo (228 millones de consumidores), seguido por los opioides (60 millones de consumidores), las anfetaminas (30 millones de consumidores), la cocaína (23 millones de consumidores) y el éxtasis (20 millones de consumidores)” (UNODC, 2020).
En este contexto, tal como indica el mismo informe, las mujeres, están en desventaja cuando se trata de rehabilitación. De esta manera, “alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de trastornos por el uso de drogas, solo una de cada 11 recibe tratamiento. Las mujeres tienen menos acceso al tratamiento que los hombres: solo una de cada 18 mujeres con trastornos por consumo de drogas recibe tratamiento en comparación con uno de cada siete hombres” (UNODC, 2020).
Desde una óptica latinoamericana, entre las principales consecuencias del COT se encuentran los homicidios, producto de ajustes de cuentas, sicariatos, extorsión, secuestro o delitos hacia la propiedad privada y/o las personas. Asunto que ha llevado a afirmar que esta región es la más violenta del mundo, tal como lo reitera el reciente informe del Banco Interamericano del Desarrollo (BID) , “Los Costos del Crimen y la Violencia”. Dicho documento no sólo recuerda que en las “dos últimas décadas, la tasa de homicidios en ALC ha sido sistemáticamente mayor que en las otras regiones del mundo” (BID, 2024:9) , además confirma que se mantiene la tendencia en 2022 cuando en América Latina y el Caribe (ALC) se “registró 20 homicidios por cada 100.000 habitantes, cifra que más que triplica la tasa observada a nivel mundial” (BID, 2024:9).
En una perspectiva de futuro, el panorama no es alentador. Un reciente informe titulado “La Quinta Ola” (Williams, 2024), que busca proyectar el COT al 2040 sin desconocer el pasado y el presente sobre el tema, pues resulta clave al momento de pensar trayectorias futuras. En este sentido, identifica previamente tres olas del COT: la primera, sería el desarrollo de los grupos mafiosos; la segunda, correspondería a tráfico transnacional de narcóticos y; la tercera, estaría asociada al impacto de la globalización en los mercados ilícitos. La cuarta ola, es posible asociada a los actuales tiempos y estaría relacionada la aparición del delito cibernético, facilitado por un mayor acceso a la tecnología de Internet.
En cuanto a la “quinta ola”, el planteamiento del autor no es promisorio, visualizando que en 15 años más, el crimen organizado estará más omnipresente y poderoso que en los actuales tiempos. Se trataría de una combinación dinámica y compleja de presiones y oportunidades externas y características emergentes de los mercados ilícitos y las redes delictivas.
En este contexto, bajo un enfoque internacional, es necesario al menos impulsar tres iniciativas que involucran al Estado. El primero es robustecer la cooperación internacional, especialmente cuando ello es factible, fomentar las diferentes instancias que ello ofrece y utilizarlas. Segundo, impulsar en los países una modernización del Estado, orientado a enfrentar esta nueva y novedosa forma en que se organiza, funciona y se manifiesta el COT. Se trata de algo diferente a lo tradicionalmente detectado y las estructuras estatales no cuentan con capacidad para enfrentar este nuevo escenario. Ello implica transformar instituciones, capacitar funcionarios, actualizar la legislación asociada, asignar recursos y fortalecer particularmente algunas instituciones del Estado que especialmente se ven desafiadas a enfrentar este fenómeno, siempre considerando un enfoque integrado del tema, evitando perspectivas parciales. Tercero, incorporar a la sociedad civil en este esfuerzo. El Estado sólo no logrará el éxito si no cuenta con el apoyo de la sociedad, integrante clave en el ecosistema contra el COT junto al sector privado, la academia, las asociaciones profesionales. En este sentido, la iniciativa de UNODC y GI-TOC (2020), favorece su involucramiento en estos asuntos, siendo importante impulsarlo en los diferentes aspectos que puede favorecer una acción coordinada e integrada contra el COT en los países del mundo y muy especialmente en la región.
Bibliografía
- Berdal, Mats y Serrano, Mónica (compiladores) (2005) Crimen transnacional organizado y seguridad internacional. FCE. México.
- Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (2000). ONU. Palermo.
- GITOC (2023) Índice Global de Crimen Organizado. Global Initiative Against Transnational Organized Crime. Ginebra.
- GUÍA para la participación comunitaria de la sociedad civil en el Mecanismo de Examen de la UNTOC (2020) UNODC / Global Initiative Against Transnational Organized Crime.
- Informe Mundial de Drogas 2024. UNODC. Viena.
- Pérez-Vincent, Santiago M; Puebla, David; Alvarado, Nathalie ; Mejía, Luis Fernando; Cadena, Ximena; Higuera, Sebastián; Niño, José David (2024) “Los Costos del Crimen y la Violencia”. BID / y Fedesarrollo. Washington.
- Williams, Phil (2024) The Fifth Wave. Organizated crime in 2024. Ginebra.