El refugio chileno a Erich Honecker 1991-1994

El refugio chileno a Erich Honecker 1991-1994

Reseña realizada a la publicación de Cristian Medina Valverde: "El refugio chileno a Erich Honecker 1991-1994".

Al examinar la Historia de las Relaciones Internacionales de Chile durante la última parte del siglo XX coincidente además con el retorno a la democracia (1990-1994), el llamado “Caso Honecker” fue un momento de especial delicadeza desde todas sus aristas.

Por un lado, estaba la figura del ex líder de la República Democrática Alemana (RDA) Erich Honecker, quien padecía por aquel entonces un cáncer fulminante en su etapa terminal y deseaba pasar sus últimos días en compañía de su familia tras haber estado refugiado en la Unión Soviética, bajo la protección de Mijaíl Gorbachov antes de su colapso final y el advenimiento de la Rusia Republicana de Boris Yeltsin. Por otra parte, la naciente Alemania reunificada, conducida por Helmut Kohl, requería la presencia de Honecker para que respondiese por los crímenes que se le imputaban durante su tiempo como jefe de Estado.

Esta situación, aterrizada al contexto doméstico chileno de reapertura internacional, compromiso con los derechos humanos y reorganización política, significó un complejo desafío para la presidencia de Patricio Aylwin (1990-1994) y la naciente Concertación de Partidos por la Democracia, puesto que muchos funcionarios de gobierno habían estado exiliados en la RDA, desarrollando un sentimiento de lealtad al exjerarca. Así, otros sectores políticos, en consonancia con la Alemania de Kohl, deseaban el cumplimiento de la justicia internacional y verle penalizado, respetando la voluntad de aquella nación en el marco de su compromiso con la democracia y los DDHH.

Además, la relación entre la izquierda chilena con el “amigo alemán” poseía larga data, fuera del asilo ofrecido por Honecker a los exiliados chilenos en la Alemania Oriental, existieron profundos vínculos entre los partidos Socialista (PSCh) y Comunista (PCCh) con el gobierno del Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (SED), reflejado en hitos como la visita de importantes figuras como Clodomiro Almeyda y Luis Corvalán a tierras germanoorientales siendo recibidos con honores,  así como la presencia de miembros del SED en la celebración de los 50 años del PCCh, situación que inevitablemente trajo consigo el incondicional apoyo de estas entidades al ex jerarca en sus últimos días.

Todas estas dimensiones fueron abordadas en el trabajo del historiador Cristian Medina Valverde, quien contó con la colaboración de Constanza Gajardo, Gustavo Gajardo, Hugo Harvey, Mariana Perry, Carlos Sanz, Álvaro Sierra, Ángel Soto y Erna Ulloa; dividiendo la obra en doce capítulos abocados a analizar aspectos del fenómeno. En primera instancia desde su contexto global, situado en el escenario de la posguerra fría y la reestructuración mundial tras este suceso; para posteriormente abordar sus implicancias dentro de Chile, mediante la óptica de lo interméstico, permitiendo un amplio conjunto de miradas, desde Honecker como “huésped in-esperado”, los entresijos de las presiones internacionales y sus últimos días en Chile, asilado de facto junto a su esposa Margot.

La obra se inicia con la exposición de los personajes sobre el tablero, es decir la condición de Honecker como refugiado en la entonces Unión Soviética, país que lo recibió, una vez este fue defenestrado del poder dentro de la Alemania Oriental en 1989, para ser ubicado en una dacha en Moscú; siendo notificado meses después que sería expulsado de territorio ruso para comparecer frente a la corte alemana. En vista de semejante aprieto se presentó como huésped (in)-esperado del entonces embajador de Chile en la Federación Rusa Clodomiro Almeyda y su esposa Irma Cáceres, siendo esta última la encargada de recibirlos en su residencia (aspecto medular para el transcurso del affaire), para tener una cena, instancia donde Honecker comenzó a experimentar malestar y debió permanecer en el lugar, prolongándose su estadía en la embajada chilena/residencia de los embajadores por varios meses.

Tras este primer episodio, el ahora huésped permaneció en la embajada chilena, mientras que dentro de las cancillerías chilena, alemana y rusa se debatía la hoja de ruta con respecto al destino del exlíder estealemán. Por un lado, la posición germana buscaba que se presentase a los tribunales, producto de su responsabilidad en actos cometidos durante su estancia en el poder de la RDA. Asimismo, Rusia se encontraba dentro de dinámicas propias de reestructuración y reorganización política tras el fin de la Guerra Fría y la caída de la URSS, situación agudizada para el otrora jerarca con la caída en desgracia de quienes lo trajeron a Moscú, en calidad de refugiado, luego del fallido putsch de agosto de 1991. Finalmente, Chile, al igual que sus pares, se debatía en su propia transición a la democracia, periodo de especial sensibilidad política con respecto a los derechos humanos y la particular simpatía de la izquierda chilena asilada en la RDA, para quienes ahora estaban dentro de La Moneda.

A todo lo anterior, se sumó un particular antecedente de peso para todas las partes involucradas. Desde el área del derecho internacional, Honecker al partir hacia Moscú poseía una nacionalidad (RDA) que dejó de tener una vez esta se disolvió; fue invitado por un país que lo recibió como refugiado (URSS) y al poco tiempo, también dejó de existir. En consecuencia, se requería en los tribunales germanos a un ciudadano de un país que ya no existía, asilado por otro país que también dejó de existir y solicitado por otro Estado que no existía al momento de abandonar Berlín con destino al Kremlin.

Para fortalecer sus respectivas posiciones, los Estados involucrados comenzaron a esgrimir una serie de argumentos y estrategias, amparados en las diversas aristas del caso. Motivos como la presencia de la familia del exlíder en Santiago y su condición terminal, aquejado por un cáncer, significaron parte de las argumentaciones chilenas sobre el proceder ante Alemania. Por su parte, la nación europea no estimaba tales fundamentos, alegando la responsabilidad del “huésped” en la represión y violencia ejercida en los tiempos de la RDA, por su parte, Moscú con Boris Yeltsin a la cabeza, dependía fuertemente de los créditos y la ayuda germana para reestructurarse post Unión Soviética, por lo que decidió alejarse todo lo posible sobre la defensa a Honecker y procurar su entrega a las autoridades alemanas. Esta singular triangulación de 2:1 es trabajada por la investigación como una Crisis Diplomática Asimétrica y explicada más detenidamente.

Asimismo, toda la situación experimentó un severo revés al darse a conocer los resultados de exámenes realizados en Rusia, donde declaraban sano a Honecker, significando todo fin de alegatos y su traslado definitivo a Alemania, donde se le remitió a pena de cárcel, la que no pudo cumplir en su totalidad, producto del cáncer que ya estaba mermando en profundidad su salud y vigor. Finalmente, su condición terminal le permitió la llegada a Chile por razones humanitarias a fines de 1993, falleciendo en mayo de 1994 a la edad de 81 años.

Las dimensiones generales del “Caso Honecker” esbozadas anteriormente, fueron abordadas desde diferentes ópticas, tanto en la primera como en la segunda parte, presentando en cada capítulo una arista independiente con sus respectivos entresijos, dando cuenta de la complejidad total del caso en sus dimensiones globales, políticas, económicas, sociales y culturales. Entre ellas se encuentra por ejemplo la necesidad del gobierno de Yeltsin por deshacerse del huésped traído en la época soviética, las gestiones del matrimonio Honecker con la embajada chilena, antes de la mentada cena, los apoyos de naciones tan distantes como la Nicaragua de Daniel Ortega y la Corea del Norte de Kim Il Sung; así como los debates domésticos de la política chilena, donde el asunto del custodio del Muro de Berlín estaba lejos de ser un punto trivial o anecdótico, sino que significó extensas exposiciones y posturas particularmente interesantes de políticos quienes vieron en las tratativas internacionales un menoscabo a la soberanía nacional.

La obra también dedicó un capítulo a un protagonista en la sombra y vital para la posición chilena. Se trata del embajador James Holger Blair quien, mediante su experiencia de carrera, robusta preparación y dominio de la disciplina diplomática pudo negociar la salida del ex jerarca de la embajada chilena, encabezando también la embajada en Moscú para el periodo 1992-1997. Otro aspecto notable de la misma es que junto con la gran riqueza archivística y documental (tanto diplomática como hemerográfica), el libro destinó un capítulo integro a la cobertura del caso mediante sátira y caricaturas, demostrando también las impresiones que proyectaba el caso a la opinión pública chileno-alemana, dando cuenta de la relevancia del aspecto evidente y explícito del recurso en función de la expresión de una crítica.

En síntesis, la obra en general funciona como el abordaje a un fenómeno de carácter internacional estudiado desde todas sus áreas de implicancia e integrando un importante acerbo de fuentes primarias (chilenas, alemanas y rusas) logrando una triangulación documental sólida para responder a las interrogantes planteadas en cada uno de los capítulos. Por otra parte, la separación en dos ejes orientativos facilita la lectura por la similitud de los aspectos abordados en cada uno de estos, lo que sumado a la información brindada en los pies de página amplía el espectro de comprensión incluso para los no familiarizados en la materia, mediante datos adicionales de la temática abordada y la recomendación bibliográfica.

Por lo tanto, la obra se constituye como un aporte al estudio de la Historia de las Relaciones Internacionales chilenas, tanto por la puesta en valor de un episodio relativamente desconocido de la transición a la democracia, al que no se le ha dado la cobertura historiográfica correspondiente, siendo esta una primera aproximación a subsanar tales brechas; como por el aparataje teórico y metodológico esbozado en los distintos capítulos, pudiendo servir de guía para nuevas investigaciones en la materia tanto de nuevas problemáticas como en la relectura de procesos ya abordados, pero desde nuevas perspectivas conducentes a un conocimiento renovado y aporte historiográfico.

Últimas noticias

IEI inauguró “Book Corner” de ASEAN

El lanzamiento oficial de esta iniciativa se dio en el marco del inicio del curso de verano “Conociendo ASEAN: diplomacia, desarrollo y desafíos comunes”, organizado por el Programa de Estudios sobre Asia del Instituto y el Comité ASEAN Chile.