Gilberto Aranda

Alto costo de intervención hace muy difícil pronta caída de Kaddafi

Alto costo de intervención hace muy difícil pronta caída de Kaddafi

En conversación con el diario Estrategia, el académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, sostuvo que es improbable observar un efecto contagio en Arabia Saudita, tal como se ha visto en las naciones de Egipto o Libia.

Prof. Gilberto Aranda B.
Prof. Gilberto Aranda B.

—¿Cómo ha sido el tratamiento que occidente le ha dado a esta “crisis de contagio” y particularmente a Libia?
—Occidente actuó con mucha cautela en el caso de Egipto, un aliado estratégico y el país tal vez más relevante de la zona, comparable desde cierto punto al peso que tiene Brasil en nuestra región. En el caso de Libia, los mecanismos han actuado de forma mucho más expedita, más rápida, lo que ha colocado en evidencia que no hay un camino resuelto, y la mayor parte de los actores occidentales tienen varias opciones sin tomar una sola decisión. Naciones Unidas está por la idea de la zona de exclusión militar para evitar enfrentamientos internos; EE.UU. intenta por la vía diplomática más sus barcos que están estacionados cerca de Libia en el mediterráneo, que están dispuestos a entrar en acción, pero no ha decidido entre estas dos opciones. Y a su vez, el actor europeo-occidental, es el que está más complicado, por que los diferentes actores tienen distintos intereses. Para Italia, por ejemplo, Libia es vital y el petróleo es muy importante, también para Inglaterra.


—¿Cuál ha sido el vínculo de estas naciones frente a Kaddafi y en qué magnitud éste último ha atentado en contra de su pueblo?
—Desde el 70 en adelante occidente lo ha satanizado, y más tras el ataque de Kaddafi en 1988 al avión Panam (que dejó 270 muertos). Sin embargo, a partir del 11 de septiembre de 2001, con la reconfiguración de las relaciones geopolíticas, se llega a algunos acuerdos mínimos con él, y ya no aparece como el adversario a batir. Ahora, respecto a la represión interna, ciertamente hay un grado, pero si bien ha llegado información de parte de los medios mundiales, no hay tantas certezas, y frente al nivel de represión que se ha alcanzado prefiero ser cauto, convirtiéndose esto en una buena pregunta.


— ¿Cómo se ve, en definitiva, el futuro de Libia?
—Yo veo muy difícil que Kaddafi caiga tan rápidamente, y la encrucijada está en si va a haber una oposición externa que pueda botarlo, pues es un costo muy alto para la imagen norteamericana.

Economía Global y Contagio

—¿Cuánto impactará a la economía global esta situación?
—Esto no solamente está ocurriendo en Libia, este movimiento va desde Marruecos hasta Bahrein, es decir, esta crisis ha sido del mundo árabe en general, y crisis es cambio. Si los movimientos logran llegar a acuerdos con los grupos gobernantes, podemos esperar que la situación económica no se deteriore. No obstante, si seguimos en dinámica de efecto dominó, en donde los movimientos se profundizan y las élites gobernantes hacen oídos sordos a las demandas, tendremos que esperar un daño de la economía internacional.


—¿Puede llegar esta ola a afectar de manera determinante a Arabia Saudita?
—En Arabia Saudita, al igual que en Irán, las protestas han sido controladas por el régimen, y en este caso no estoy muy de acuerdo con que pueda haber un cambio abismal en la historia de poder saudí, por lo tanto cualquier cambio tendría que ser muy gradual. En lugar de un cambio, creo que van a haber reformas.


—A semanas del inicio de las revueltas, ¿se podría resumir esta situación como la de una demanda masiva por democracia y bienestar económico?
—Hace unos meses yo hubiese dicho que el problema de Medio Oriente contemplaba básicamente élites enquistadas, autoritarias, algunas pro-occidentales y otras en contra, y la única salida que algunos veían era la asunción de movimientos islamistas radicales en el poder, que barrieran con la corrupción. Obviamente estos grupos no son bien vistos por occidente, aunque hay corrientes moderadas, por ejemplo en Turquía. Lo que hace este movimiento en común es una demanda por participación y democratización, de los sectores educados, cuadros profesionales desempleados en conjunto con sectores proletarios, entonces esta unidad ha roto con esta dinámica de gobiernos autoritarios. Ahora, que esto concluya en el establecimiento de democracia, eso es otra cosa.

 

Fuente:

Diario Estrategia

Jueves, 10 de Marzo de 2011

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