Sin lugar a dudas, la guerra comercial protagonizada por Estados Unidos y China, tendrá duros efectos en todo el mundo. De este escenario la Unión Europea no puede mantenerse al margen.
Así lo afirmó la Decana de la Escuela de París en Relaciones Internacionales de Science Po y ex Ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, Arancha González Laya, quien invitada por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile y el Foro Permanente de Política Exterior, dictó una conferencia centrada en un análisis pormenorizado respecto de la posición de Europa en el nuevo contexto internacional.
Sobre el particular y de manera introductoria, la diplomática, socióloga e integrante del Foro Permanente de Política Exterior, Marta Maurás, destacó que Europa constituye hoy un bloque estratégico para el desarrollo sostenible y la paz mundial, por lo que no puede quedarse atrás en su reacción.
“Esta crisis abarca ámbitos mucho más amplios que el puramente comercial. Y me refiero a cambios rápidos, vaivenes e incertidumbres, que afectan a todo el mundo y que pueden marcar de manera indeleble nuestro futuro ordenamiento internacional, la paz y el bienestar mundial”, señaló.
Para iniciar esta conversación, Maurás invitó a Arancha González a responder las preguntas que hoy inquietan a todo el mundo, aunque muy particularmente a Europa y al continente americano.
“La verdad es que son muchas las preguntas que surgen en este momento. Necesitamos dilucidar cómo puede el sistema internacional salir de esta crisis; cuál es el papel de Europa en ello; qué efectos e implicaciones económicas, sociales, culturales y políticas se avizoran para Europa, y qué consecuencias para América Latina, y especialmente para Chile, puede generar la guerra arancelaria que se está transformando rápidamente en un reordenamiento geopolítico con amenazas económicas, sociales y hasta un riesgo nuclear”, argumentó Maurás.
Sobre el particular, la académica española reconoció que, a partir de este año, a la Unión Europea le ha resultado mucho más difícil estrechar lazos con otras potencias, precisamente como consecuencia del enfrentamiento entre el gigante asiático y Estados Unidos. Pero esa no es la única razón, pues no hay que olvidar que otro gran obstáculo ha sido la guerra que libran Ucrania y Rusia. “Sin perjuicio de lo anterior, creo que Europa debe aprovechar este momento para comenzar a hacer equilibrismos entre dichas potencias, sin que ello implique crear una dependencia hacia ellas, lo que les abriría las puertas para ejercer control ante nuestras decisiones”, subrayó.
De acuerdo a lo anterior, González Laya fue enfática al señalar que Europa vive un momento muy complicado. “Enfrentamos una gran disrupción geopolítica que tiene como trasfondo una rivalidad entre China y Estados Unidos, que estructura las relaciones internacionales. A ello se suma una ruptura de la legalidad internacional por parte de un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como es Rusia, con su invasión a Ucrania sin ninguna razón. Esto para el continente europeo ha sido muy doloroso, pues atenta contra todo lo que hemos tratado de construir tras siglos de hacernos la guerra a nosotros mismos”, señaló.
Y agregó que en la guerra Rusia-Ucrania, Europa ha buscado auspiciar una paz justa y duradera. No así Estado Unidos, nación que precisamente el Viejo Continente tenía como socio en esta tarea. “Ello le está dando a Putin una vía de salida muy fuerte, en que podrá recuperar terreno en lo político y también un poco en lo económico”, agregó González Laya.
A su juicio, el resultado de esta guerra marcará la línea de base sobre la cual se erigirá la relación que Europa tendrá con Rusia. “A lo anterior se suma el conflicto en la Franja de Gaza. Este es el escenario que estamos viviendo en la Unión Europea y al que hay que agregar lo que ocurre en la zona del Sahel, de lo cual se habla poco y donde se acumula todo tipo de ilícitos que van penetrando poco a poco en los países de la región, que son nuestros vecinos”.
Otra disrupción mencionada por la académica la constituye la región transatlántica. “Pasamos de ser aliados a tener enfrente a un país (EE.UU.) con una actitud predatoria hacia la UE, donde ellos tienen que ganar y nosotros tenemos que perder, pues no conciben construir una relación de suma positiva. De hecho, Washington hoy está haciendo las campañas a candidatos de extrema derecha en Europa. Nada de esto es fácil de abordar, pues por otro lado nos une una alianza militar (la OTAN), que se supone es la garantía última de la seguridad y defensa de nuestro espacio”.
Respecto de la disrupción en el comercio internacional, Arancha afirmó que los tres pilares que, desde 1948, forman la base del sistema comercial multilateral -haciendo referencia al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)- han sido eliminados a través de una orden ejecutiva del Presidente estadounidense. “Esto ha generado una reacción muy fuerte por parte de los mercados financieros y sobre todo del mercado de Bonos del Tesoro, que de momento ha sido el único que le ha puesto un límite a Trump.
En síntesis, la ex Ministra reconoció que el escenario actual se caracteriza por un enorme cuestionamiento del sistema multilateral. “Y esto no quiere decir que Estados Unidos no quiera la globalización, sino que se las juega por las piezas que le benefician de dicha globalización, externalizando los costes de no tener políticas domésticas que ayuden a distribuir esos costes y beneficios. Por lo que estamos navegando en un océano de incertidumbre, volatilidad y retraimiento del consumo por parte de la potencia americana y, por ende, una onda expansiva que poco a poco va traspasando las fronteras”.
Finalmente sentenció que en esta disrupción del comercio internacional, “el futuro dependerá de lo que quiera hacer los países que representan el 87% de las importaciones en el mundo y que no corresponden a Estados Unidos, que solo alcanza el 13% de las importaciones”.
Por último, González Laya se refirió a la disrupción del multilateralismo, cuyo centro también está en Estados Unidos, saliéndose de varios marcos multilaterales, como del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, del Consejo de Derechos Humanos y de la Organización Mundial de la Salud, solo por mencionar algunos. “Pero no creo que se vaya a marchar del Banco Mundial, de Naciones Unidas o de la Organización Mundial del Comercio. Acá entramos en una discusión distinta, que es cómo lidiamos con alguien que desde adentro quiere imponer su ley al sistema multilateral, empezando por no pagar la cuota que le corresponde o haciendo depender dicho pago al cumplimiento de exigencias unilaterales”, concluyó.